Aunque la hoja de cálculo electrónica fue una idea revolucionaria, Bricklin fue informado que sería poco probable que le concedieran una patente, así que él no pudo beneficiarse significativamente de su invención. En ese tiempo, en los Estados Unidos, las patentes no estaban disponibles para el software, así que pensó que el producto solo podía tener derechos de autor, y como el copyright se ocupa de la forma más que de la idea, los competidores podían copiar rápidamente el concepto y simplemente presentar el resultado en una diferente disposición sin infringir el copyright.
Charles Babcock de InformationWeek, en perspectiva, sostiene que, "VisiCalc era imperfecto y desgarbado, y no podía hacer muchas cosas que los usuarios querían que hiciera". Pronto, fueron lanzados más poderosos clones de VisiCalc, incluyendo SuperCalc, Multiplan de Microsoft, Lotus 1-2-3, y el módulo de hoja de cálculo en AppleWorks. Con Microsoft Excel, nació una nueva generación de hojas de cálculo. Debido a la carencia de una patente, ninguno de los desarrolladores de los clones VisiCalc tuvo que pagar cualquier derecho a VisiCorp.
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